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Consumo Consciente

bosque-comestible

Buenas,

Recolectando nuestras primeras almendras…
“Todos los europeos tienen relojes, pero ninguno tiempo.” nos enseña un proverbio africano
Y no va muy desencaminado, en nuestra sociedad occidental, llamada del “progreso” y el “desarrollo” vivimos a un ritmo tan vertiginoso que nos impide tomar conciencia del “ahora” de nuestro ser, hasta tal punto ha llegado este ritmo a desestructurarnos existencialmente que cuando no tenemos nada que hacer nos sentimos aburridas y cuando estamos en pleno silencio nos sentimos incomodas pues nos hemos habituado al ruido de la televisión, la música o cualquier cosa que no me haga estar plenamente consciente de mi persona.
Este ritmo que nos han impuesto degenera nuestro cuerpo en enfermedades a corto, medio o largo plazo, como pueden las úlceras, los infartos, colon irritable, el sistema inmunitario se inmunodeprime, por lo que nos atacan mas enfermedades… entre un sinfín de enfermedades físicas mas.

Si unimos esta situación a la concepción del tiempo en nuestra cultura occidental de forma lineal, es decir, “pasado-presente-futuro” (el resto de civilizaciones conciben el tiempo como una espiral ascendente y cíclica), esta concepción nos hace estar continuamente añorando un pasado vivido que nuestra mente almaceno como una experiencia grata o esperanzarnos en un futuro que nos proveerá de satisfacción, esta situación acrecienta las posibles patologías anteriores así como nuevas a nivel psíquico como el estrés, la crisis de ansiedad, tumores cerebrales, depresiones… y la bola de nieve ¡Comienza a crecer!.
Este panorama propicia el consumo capitalista, “consumo este producto que me dará una felicidad que se evaporará instantáneamente, para luego consumir otro y otro y otro y otro…” metidos en un bucle consumista que nunca nos aliviará esa necesidad de experimentar satisfacciones placenteras instantáneas… llevándonos al consumo inconsciente e irresponsable.
Ahora es momento obligatorio dadas las circunstancias económicas que atraviesa el actual sistema decadente de pararnos a reflexionar e intentar cambiar los hábitos adquiridos que solo nos llevan a enfermar ya sea a corto, medio o largo plazo.
No hay mayor rutina en nuestros hábitos de consumo que el que esta relacionado con nuestra alimentación. Llevamos mas de cuatro décadas consumiendo alimentos de la mal llamada “Revolución Verde” que se desarrollo en el campo agrícola dentro de los laboratorios de las multinacionales mas importantes de este sector y que se auspició con promesas de que se acabaría con el hambre en el mundo gracias a que con estos tratamientos se alcanzarían altos niveles de producción agrícola, cosa última que si se produjo… A cambio, han patentado casi todas las variedades de semillas de las que podemos disponer para hacernos extremadamente dependientes de sus multinacionales mientras han realizado un exterminio de semillas haciendo desaparecer mas del 90% de variedades de semillas en todo el mundo en esta última década.
Desde entonces (La Revolución Verde) fertilizamos y tratamos las plantas que nos darán de comer con productos petroquímicos ( fertilizantes, pesticidas, fungicidas… sintetizados en moléculas de petróleo), es decir, no solo estamos ingiriendo productos nocivos por la química aplicada en el laboratorio, además tomamos ¡petróleo en pequeñas dosis!!! ¿Se imaginan yendo a la gasolinera para repostar vuestro auto y aprovechad para darle un trago para aliviar vuestra sed???
No es casualidad sino causalidad los altos índices de enfermos de cáncer que se registran en estas ultimas décadas como si las personas solo fuéramos números, pero así nos consideran.
Es por ello que solo nosotras podemos tomar las riendas de nuestros actos y responsabilizarnos del tipo de consumo que acometemos.
No queremos dañar nuestro organismo con petroquímicos, pero tampoco creemos que un producto que se cultive, fabrique y/o elabore fuera de nuestra comunidad (en este caso Andalucia) pueda ser ecológico, ¿Como puede ser ecológico un mango producido en Ecuador que ha tenido que transportar el agricultor hasta el almacén, el almacenista hasta el distribuidor internacional, después el avión, vuelta al distribuidor internacional, el almacenista, el tendero… cuantos transportes y consumo de CO2 se han llevado a cabo? Será sano para nuestro organismo pero para nada sano para nuestro planeta, por lo tanto, no podemos creer que este producto como tantos otros los podamos catalogar de ecológicos…
Nosotras llevamos ya un lustro trabajando por una nutrición consciente, pero no solo para nuestra salud física y psíquica, también para la de nuestro entorno natural y social… promoviendo el consumo local, ecológico y sostenible.
Ahora comenzamos la labor de facilitar productos sanos y cercanos a través de los locales que hemos abierto para que podáis tomar los tomates de Pedro Chávez “el Buba”, el pan de José y la Carmen (esa parejita siempre sonriente…) las legumbres de Laura “la niña los garbanzos” o los melones del que escribe.
Desde la Universidad Popular de Permacultura promovemos vivir el cambio social no desde la teoría, sino desde la pragmática mas rutinaria a todos los niveles que nos lleve a desarrollarnos plenamente tomando consciencia y responsabilidad de todos nuestros hábitos adquiridos.
Para ello realizamos talleres prácticos de diversas temáticas, terapias de sanación Zen, difusión de Brotes, una revista de carácter permacultural que editamos, entre otras cosas.
Si tienes alguna duda, inquietud, sugerencia, propuesta… ¡No lo dudes! Visítanos con muchas ganas de ¡ParticiPasión!!!
Y recuerda lo que nos dijo Hipócrates, padre de la medicina moderna:
“Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”
RCVicent

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