Estoy convencido de que el principal y más profundo desafío que se plantea hoy en el mundo, consiste en comprender cómo lidiar y gestionar la diversidad y complejidad cultural en la que estamos inmersos. Es más o menos evidente que todos tenemos la tendencia a interpretar la mirada y las acciones del otro desde nuestra perspectiva y, salvo la aristocrática aproximación antropológica que nos pone, como observadores, por encima de otros, no nos tomamos el trabajo de concebir a la realidad desde la (otra) mirada del otro.
Un interesante esquema superador de ese perspectivismo limitante o del otro extremo: el multiperspectivismo desintegrador posmoderno, es el modelo denominado como la Dinámica Espiral. Se trata de un modelo transdisciplinario que busca, aunque sea como mapa aproximativo, identificar patrones emergentes de creencias, paradigmas, sistemas de valores, visiones de mundo y hasta formas de gestión en un intento por integrar diferentes abordajes psico-socio-culturales en un marco conceptual común y a la vez coherente. Inicialmente concebido por Clare W. Graves y luego sistematizado por Christopher Cowan y Don Beck, el modelo de la dinámica espiral ha emergido como una nueva herramienta para comprender la complejidad de la conducta humana en interacción, de los sistemas de valores imperantes y de la evolución de la cultura, a traves del análisis de los diferentes sistemas de valores, modelos mentales o “visiones de mundo” (zeitgeist) asociadas a cada uno de ellos.
La teoría describe y da sentido a la enorme complejidad de la existencia humana y muestra como crear soluciones precisas para los problemas sistémicos que congregan a las personas. Explorando y describiendo las inteligencias centrales y los valores profundos que fluyen debajo de lo que creemos y hacemos, el modelo ofrece una profundidad incisiva, una perspectiva dinámica de la evolución cultural que nos permite entender cómo piensa la gente (en lugar de “qué” piensa); por qué se toman decisiones de maneras diferentes; por qué las personas responden a motivadores y satisfactores diferentes; por qué y cómo surgen y se expanden los sistemas de valores y memes culturales.
El modelo de la Dinámica espiral es empleado en una enorme variedad de proyectos de desarrollo de consultoría y coaching. Ha sido usado para promover la resolución de conflictos en grupos de personas en grandes corporaciones, dentro de comunidades locales, e incluso entre culturas distintivas en ciudades, estados y países enteros. A medida que el mundo se mueve hacia un mayor pluralismo cultural y todos debemos aprender a lidiar con la diversidad en todos los aspectos, la Dinámica espiral nos brinda un sistema de comprensión útil y coherente ya que analiza las diferentes formas de pensar de las personas considerando su amplia diversidad de ideas y modos de existir, identificando patrones comunes en un modelo multiestratificado de niveles que recorre el proceso histórico de la humanidad, desde sus inicios hasta la actualidad.
Así, resulta una representación del flujo emergente del pensamiento humano expresado a través de visiones de mundo, niveles (modalidades) de existencia y sistemas de valores implicados en cada una de ellas. De esta forma es posible describir cómo estas “visiones de mundo” emergen y fluyen a través de individuos y grupos, describiendo los distintos sistemas bio-psico-socio-culturales desplegados como un proceso continuo en forma de espiral expansiva.
Hecha esta introducción a continuación los dejo con una presentación detallada del modelo que suelo utilizar en los talleres y cursos que he realizado sobre el tema. Si se toman la paciencia de leerla en detalle creo que visionarán el potencial descriptivo que posee el modelo y toda su riqueza:
Ahora intentaremos vincular el modelo de la dinamica en espiral con el modelo desarrollado por el filósofo norteamericano Ken Wilber: el modelo Integral Omni-cuadrante/Omni-Nivel (OCON) o AQAL (All cuadrants-All levels) siglas que vienen a significar “todos lo niveles, todas las lineas, todos los cuadrantes, todos los tipos y todos los estados“. Este modelo intenta ser un mapa lo más exahustivo posible sobre como percibimos y experimentamos el mundo.
La finalidad del mapa es que esa percepción sea lo más amplia posible, y para ello Wilber ha intentado integrar todos los sistemas y modelos del crecimiento humano destilándolos en 6 factores (cuadrantes, niveles, líneas, estados, tipos y zonas) que para el son los elementos clave para entender nuestra realidad. Estos elementos no son conceptos abstractos, sino aspectos diferentes de la experiencia humana.
Wilber habla del modelo AQAL como si se tratase de un verdadero “sistema operativo integral” que nos permite orientarnos en nuestra experiencia y que permite ademas englobar en una estructura común disciplinas y conocimientos hasta ahora vistos como contradictorios o sin relación.
El modelo queda definido a partir del mapa AQAL, una matriz multi-dimensional evolutiva que incorpora los numerosos campos de la búsqueda humana: lo biológico, físico, psicológico, cultural y espiritual. Los cuadrantes delinean las cuatro dimensiones de la realidad, las cuatro dimensiones del emerger del Ser, material/consciente-individual/colectivo. Los cuadrantes no son reducibles entre sí, pero están relacionados entre sí. Así mismo, ningún cuadrante es dominante o prioritario en relación a los otros. Según lo afirma Wilber, los cuadrantes conforman “el mapa de los mapas”: cada cuadrante contiene ciertas prácticas o paradigmas, que contribuyen al desarrollo del Ser.
Fuente de referencia: https://humanismoyconectividad.wordpress.com
Quizás te interese:
Cómo construir biodiversidad con soluciones pequeñas y lentas