En la naturaleza todo esta vinculado a un principio de Ley Universal: Generación, que no género.
Este principio nos aclara que en la vida todo tiene un principio de expansión (masculino) y contracción (femenino), no quiero alargarme en explicar la dualidad de este principio, pero si comentar que todas las culturas ancestrales aprendieron de este concepto y lo desarrollaron de una u otra manera siendo el movimiento Taoísta el referente mediante su lecciones del Ying y el Yang.
Lo importante ahora es que lo femenino (contracción), nos lleva al acogimiento, la protección, la Integración y la Transmutación.
Ya hemos vivenciado lo que significa regular sociedades humanas en base al principio masculino de expansión, que nos ha llevado a la segregación (recordar un principio permacultural: Integrar mas que segregar) y a la violencia física y emocional de las personas, hasta tal punto está este principio activo en todas las personas que a menudo las mujeres que defienden supuestamente lo “femenino” toman actitudes del opuesto, buscan la segregación, mediante la critica y enjuiciamiento a menudo desde un prisma victimista para poder crear la división de lo “bueno” y lo “malo” en lo que “evidentemente”: Bueno=Femenino, Malo=Masculino. Esta lucha podemos observarla a menudo en los movimientos y conciencias que se autoproclaman “Feministas”.
Cuando esta parte del colectivo humano sane su dolor podremos cooperar para crear una sociedad donde los opuestos encuentren su equilibrio, nada es absolutamente “bueno” ni “malo”, la armonía está en saber dar el punto de equilibrio y el Arte de Transmutar es poner los ingredientes necesarios para llegar a ese fin.
Para ello debemos partir de unas bases sólidas y sanas, no se puede construir con un pilar carcomido por el reproche constante, si no al presente, remitiéndose al pasado para perpetuar ese cuerpo de dolor que poseen las mujeres por herencia recibida.
Todas somos víctimas y todas culpables, no existe un sistema de regulación que no sea perpetuado por las dos partes: persona “opresora” y persona “oprimida”.
Pero la pregunta es ¿Queremos seguir en esta lucha de quién es la víctima, quién la culpable?, ¿Quien la opresora, quien la oprimida?.
Aquí es donde hago mi alegato a la defensa de lo femenino, a buscar la contracción, la protección, la Integración de las personas que nos permita Transmutar como sociedad y coevolucionar.
Debemos crear espacios y relaciones que nos permitan fluir en los dos opuestos y armonizarlos cuando sea necesario, ni siempre debemos ser muy femeninas, ni muy masculinas, no estoy refiriéndome al concepto del rol de género “Andrógino”, desecho cualquier rol de género, cualquier parámetro mental que busque la segregación y por lo tanto la división para crear conflicto, hablo de que en la vida hay etapas para todo, necesitamos experimentar y vivenciar para llegar al conocimiento, visto desde el prisma del principio de Generación, necesitamos etapas de expansión, buscar hacia el exterior y de contracción, buscando en nuestro interior.
Busquemos fuera y dentro, desechemos lo que sintamos innecesario y tomemos lo relevante para nuestras vidas, pero no enjuiciemos ni critiquemos al que esté vivenciando el otro opuesto, quizás tenga más conciencia de lo que vivencia que los labios que promueven la segregación.
Salud, Integración y ¡Transmutación!
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