Los amantes del carnaval acabamos de quedar huérfanos de la esencia pura de nuestra fiesta popular andaluza por antonomasia.
El alma carnavalera de estas últimas décadas que pretendía tomar un retiro anual para disfrutar de la crianza, descansará en el silencio eterno junto al dios Momo.
El capitán veneno defendió la comparsa como voz de sabiduría popular para aportar luz a nuestras conciencias y la chirigota como el estado canalla que emancipa a través de la gracia irónica…
Se han escrito muchas cosas sobre su rebeldía, su ansias de emancipación y empoderamiento de nuestro Ser individual y colectivo, pero de lo que no se ha reseñado y para mí es lo más importante, es su defensa del Arte con mayúsculas.
El Arte y el Artista no son objetos de creaciones culturales insípidas, para que exista Arte debe haber un proceso alquímico interno en cada creación, una exposición de los sentimientos y pensamientos mas profundos de tu interior , que te permita transmutar y crecer como persona al mismo tiempo que aportas luz hacia la existencia de tus paisanos.
Una contraposición importante frente a la actual cultura del interprete musical (en este caso artístico concreto) y más concretamente en el mundo carnavalero frente a quienes se han posicionado como meros «periodistas informativos» que buscaban la lagrima y/o el aplauso fácil con las últimas novedades sociales pero que no buscan bucear en lo mas profundo de nuestro Ser.
Vuelve a ascender un andaluz universal, perdemos la sabiduría trascendental de la madurez de este poeta «andaluz y anárquico» como se autodefinia nuestro otro gran poeta musical contemporáneo Carlos Cano al cual también tuvimos que perder en la plenitud de su existencia, pero tendremos el consuelo de rememorar su trayectoria vital.
El carnaval sin nombre ni apellidos.
Descansa en Paz Juan Carlos Aragón Becerra, que el dios Momo te de cobijo en su rincón mas canalla.
Dame veneno
Dame tu veneno canalla,
no me niegues lo que durante décadas me otorgate,
¿Cómo decides abandonarnos, dejándonos solos y desamparados?.
¿Y ahora quién nos dará tú dosis filosofal?
¿Quien el mensaje trascendental y carnavalero?.
¿Quien la grasia cínica y mordaz?.
Enganchado a tú dosis vital en cada carnaval,
por cada febrero me esperará una agónica desintoxicación,
a son del tres por cuatro mas trivial.
Más allá del «Capitán Veneno»,
habitarás en nosotras como el «Capitán Eterno».
Solo esa idea alegra mi pesar:
que ahora permanecerás en un rincón atemporal…
Y es que fuiste:
Luz en mi oscuridad,
lazarillo de mi sendero,
bastón de fortaleza emocional,
Felicidad en mi camino transitado.
Y continuaré aventurandome en senderos,
con tu luz, guía y bastón.
Y continuaré alcanzando metas,
con tu recuerdo bajo mis huellas.
Pero más que guía espiritual,
creaste mi banda sonora existencial,
viviendo tus anhelos de condenao.
Desterrado de los cielos,
he sido soy y seré ángel caído,
paria, millonario y gaditanissimo.
De los que nacen donde le da la gana,
con la baja Andalucía como Matria.
¡Oh capitán, mi capitán!,
Dame tu veneno.