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Los obstáculos de la permacultura

los obstaculos de la permaculturaEstos días en los que por fin ha llovido por estas tierras de Al Tarayat en la campiña andaluza me están llevando a reflexionar bastante y quererlo compartir como siempre… este articulo es un viaje introspectivo a mi experiencia en el mundo permacultural y a los obstáculos que voy saltando para continuar por este sendero.

Considero que los obstáculos y adversidades que la vida nos pone por delante son herramientas de superación constante para asentar la voluntad y la constancia de quien se persigue un propósito en su vida, no pretendo con esta reflexión señalar ni mucho menos denigrar a nadie, creo o necesito terminar un silencio prolongado sobre lo que considero el gran obstáculo de la permacultura: nosotras mismas.

Entiendo que es mejor poner sobre la mesa estos debates internos para mejorar en lugar de mirar para otro lado como si no ocurriera nada, comprendo que circunstancias determinadas nos lleva a realizar acciones que quizás en otro momento no realizaríamos, por ello no pretendo tirar una piedra a nadie, quien este libre de pecado… como dirían algunas, pero si que me siento con la coherencia suficiente entre pensamiento-sentimiento-accion para dar el primer salto. ¡Ahí va!

Desde que conocí la Permacultura cuando tenía 17 o 18 años aproximadamente fue como encontrar el maná para aliviar mis inquietudes personales y sociales, de siempre he considerado a la permacucltura como un modus vivendi, una herracierta que nos facilita el empoderamiento personal y social sin buscar excusas externas, se trata de encontrar soluciones desde nuestro interior.

Por aquellos años formé junto a un amigo un grupo de permacultura comarcal (la provincia de Córdoba) que aunque solo duró dos años fue bastante fructífera y nos posibilitó ir comprendiendo qué era eso de la permacultura que tanto nos gustaba pero que tanto nos costaba explicar, de ahí surgieron proyectos de vida mas o menos afines con los principios permaculturales, después migré a las Apujarras donde fui ahondando conceptos y por fín tuvimos la oportunidad de asentarnos en un espacio en 2010 y vivir todos los pétalos de la PermaCultura en un lugar en el que todo estaba por diseñar.

Pues bien, en el transcurso de estos lustros siempre he sentido que en la Permacultura como en otros movimientos los obstáculos y adversidades provienen desde las propias personas que se definen como permacultoras.

Desde el principio observaba que la permacultura se vinculaba al Cuidad de la Tierra y se excluía el Cuidado de las Personas y el Compartir Justamente, creía ignorante de mi, que esto era producto de la ruralizacion de todo ideal romántico, pero en estos años he ido comprobando que no es tan simple la respuesta.

Muchas personas y entidades que dicen ser permacultoras más que vivir la permacultura pretenden vivir de la permacultura, es por ello por lo que obvian estos dos últimos principios éticos, fomentan la permacultura únicamente para vender cursos, talleres o realizar conferencias previo pago de cantidades que no se pueden vincular con el Cuidado de las Personas ni con el Compartir Justamente.

Ya hace un lustro que comencé a editar la Revista digital Brotes que pretende fomentar propuestas permaculturales, el ofrecimiento a personas “ilustres” de colaborar fue respondida por su parte con la única pregunta de que si podían vender-publicitar sus cursos o el silencio…

Uno directamente me timo, llegamos a un acuerdo en el que yo le divulgaba su curso a cambio de poder recibirlo con un descuento, yo realicé mi parte del acuerdo, pero él, miró para otro lado.

Cuando hace tres años ideé la Universidad Popular de Permacultura (Universidad: comunidad de aprendizaje; Popular: aprendizaje basado en las experiencias del pueblo permacultor que no genera elitismo ni barreras económicas; Permacultura: Cultura de Permanencia) para darle forma a esta propuesta varios permacultores tras un impulso ilusionista que les llevó a comprometerse con esta institución pasaron al mayor profundo silencio, no respondiendo a los mensajes que les enviaba ni a las llamadas, en fin que me los imagino silbando, con las manos metidas en los bolsillos, la mirada perdida, diciendo: ¿Yooooo?

Para colmo, un instituto argentino sobre permacultura ha cambiado su nombre al de ¡adivinen cual!: Universidad Popular de Permacultura, desgraciadamente no nos han copiado los objetivos ni propósitos, ya que para ellos la permacultura es un negocio hasta el punto de que para poder posicionarse mejor en los buscadores están pagando a Google para que cuando tecleas: Universidad Popular de Permacultura, en lugar de aparecer nosotros en primera posición debido a nuestra antigüedad como ocurría anteriormente aparezcan ellos como anuncio… en fin ¡Serafin!

El propósito de este articulo no es mostrar la experiencias frustrantes que he vivido, podría alargarme bastante en este asunto y tan bien de las¡ positivas!, es visualizar que si entendemos la permacultura como un negocio capitalista, ahora puede ser que rente, pero en el futuro pasará la moda y la gente se cansará de que les vacíen los bolsillos, debemos entender al menos los que deseamos realmente una transformación personal y social el momento y contexto histórico que estamos viviendo y la posibilidad de dar un gran salto cuántico en esta sociedad a través de la permacultura. La oportunidad es nuestra, los obstáculos los ponemos nosotras, depende también de nosotras si los queremos saltar…

Como decía el Mahatma Gandhi: Sé el cambio que quieres ver en el mundo.

Salud, Evolución PermaCultural y ¡mucha alegría! RCVicent

 

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