Hoy hace siete años, que iniciamos el primer septenio con nuestro primer retoño Lilith, hoy es un día especial para venerar el cambio de ciclo hacia el segundo septenio quería recordar los primeros instantes bellos de su presencia, para abordar esta nueva etapa que Rudolf Steiner definía así:
«En el segundo septenio (7 a 14 años), la infancia media, el conocimiento del mundo se realiza a través de la imaginación que despierta y activa los sentimientos.
Para el niño de estas edades, el adulto debe ser una “autoridad” que pueda venerar y amar, la Autoridad Amada. Para los niños del segundo septenio el mundo es bello y como maestros tenemos que observar desde este sentimiento todo lo que nos rodea. Debemos intentar que todo lo que hacemos sea bello: cómo escribo en la pizarra, como se prepara el aula, cómo se trabaja en el cuaderno. Es importante el desarrollo artístico en todas nuestras tareas de una manera artística e imaginativa. Lo artístico debe prevalecer en cada tarea y no sólo en las materias puramente artísticas, la infancia media, el conocimiento del mundo se realiza a través de la imaginación que despierta y activa los sentimientos. es decir, es válido para las matemáticas, la gramática, las manualidades, los deportes, la música, los idiomas,…
Toda actividad artística es en realidad una unión viva y saludable de percepción, sentimiento y voluntad. Sólo el arte puede dar a nuestra vida un carácter verdaderamente humano, pues tiene una especial relación con la esencia más íntima del hombre: La música, la pintura, el modelado, el arte de la palabra y del movimiento. Todas las tareas han de cumplir dos premisas básicas y fundamentales: han de ser estéticamente bellas y además han de ser útiles.
Lo que transmitimos a los niños como conocimiento tiene que ser vivenciado por ellos, no debemos empujarlos hacia la abstracción como ejemplo la metodología utilizada para el aprendizaje de la lecto-escritura que es realizada a través de imágenes de una forma paulatina y aportándole a cada fonema su propia identidad o en ciencias naturales la capacidad de maravillarse ante las leyes físicas y naturales como breves ejemplificaciones.
Einstein decía:si quieres que tú hijo sea sabio, cuéntale historias; y si quieres que sea más sabio todavía, cuéntale más historias. Es necesario contar a los niños historias cada día, cuentos y más cuentos de hadas, fábulas, leyendas, mitologías en función de la edad y de la etapa evolutiva en que se encuentren.
La alegría del niño del primer septenio se ha de transformar en amor hacia lo que el niño aprende, hacia el entorno, hacia el mundo. Es una de las más importantes tareas como acompañantes, nada fácil de conseguir.»
¡Preparados para abordar esta apasionante etapa! Gracias Lilith por tu presencia iluminadora.