El ser humano piensa vivir una continua “evolución”, que le conlleva progreso y prosperidad a sus existencias terrenales finitas.
En esa “evolución” ha ido dejando atrás su Dios celestial (en cualquiera de sus formas) para poco a poco ir creando muchos, muchísimos Dioses terrenales, llamémosles, biólogos, astrólogos, médicos… en fin, científicos, para no mas decir, que han creído que con sus ciencias, pueden dar de lado a los mas básico de la vida: la evidencia y el sentido común.
Y es al gremio de los médicos a los que me quiero dirigir, porque he vivido sus idiosincrasia en mi persona actualmente el comprobar sus antojos de Dioses terrenales.
No les importa que los ciclo naturales se rompan a un ritmo contranatura, provocado por el ritmo de nuestras vidas occidentales, que consumen energía innecesaria, siempre encontrarán una forma de justificar este cambio para no tener que rectificar (los Dioses no se equivocan), y así lo harán. Ya que como personas dignas de vivir en este Estado de “bienestar”, estamos con pleno derecho de poder pasar calor en invierno y frío en verano, sobre todo, en esos inmensos hospitales. En los que probablemente entres sano y salgas con un resfriado.
No les importa que la homeopatía funcione desde hace milenios, en distintas culturas y civilizaciones de nuestros antepasados, como no poseen la suficiente inteligencia como para poder demostrarlo bajo sus fundamentos, la relegan y marginan a un lado: no les importa las evidencias.
Como no les importa el sentido común. Llevamos milenios en los que nuestras compañeras féminas gestan nuestra descendencia en torno a las 38 y 42 semanas, pero eso ya no importa, pues si un Dios terrenal cree que hoy debe ser el día de tu nacimiento, así ha de serlo, y si debe provocarlo dos semanas antes de tu probable gestación natural, así lo hará, no importa que el feto esté bien, que no haya ningún inconveniente, ni placenta envejecida, ni cordón umbilical deteriorado ni falta de líquido amniótico… no importa, porque hoy es el día que se le ha antojado.
Y si tiene que torturarte con goteo, así lo hará, te pondrá la epidular para que te permita de cintura para abajo realizarte lo que vean conveniente mientras de cintura para arriba parece como si estuvieras tumbado en el salón de tu casa, permitiéndote incluso llamar a tus seres queridos para decirles: ¡ey tranquilos, que no siento nada! ¿Este es mi parto?.
Y si tiene que inyectarte oxitocina para que generes contracciones, así lo hará, y si no le ha dado tiempo a tu cuerpo a dilatar porque las contracciones provocadas por la oxitocina hacen empujar al feto, tranquilidad, no pasa nada, no le temblará el pulso a la hora de meter los forces, o al menos, ¡eso esperemos! Como tampoco le temblará la mano ni la conciencia para realizarte una cesaria totalmente innecesaria si no se hubiera procedido de esta manera, así lo hará, pues él es Dios y los demás, también creen serlo.
Casi todos hemos olvidado el ritmo de la vida, los ciclos de la naturaleza, para plegarnos a los antojos de Dioses terrenales, para ver si nosotros también podemos serlo, dejando atrás la aunténtica divinidad terrenal, sentir la maternidad en toda su esencia.
RCVicent