
El alma carnavalera de estas últimas décadas que pretendía tomar un retiro anual para disfrutar de la crianza, des cansará en el silencio eterno junto al dios Momo.El capitán veneno defendió la comparsa como voz de sabiduría popular para aportar luz a nuestras conciencias y la chirigota como el estado canalla que emancipa a través de la gracia irónica...Se han escrito muchas cosas sobre su rebeldía, su ansias de emancipación y empoderamiento de nuestro Ser individual y colectivo, pero de lo que no se ha reseñado y para mí es lo más importante, es su defensa del Arte con mayúsculas.







